La historia de Valsequillo guarda una estrecha relación con su pasado aborigen y su pertenencia a Telde hasta su independencia en 1802. Existió en Valsequillo, en la llamada Montaña del Helechal, un almogarén o lugar sagrado donde los antiguos aborígenes practicaban ritos y ofrendas a sus dioses. Son importantes, también, las cuevas prehispánicas que se encuentran en el Barranco de San Miguel, concretamente en Tecén y Los Llanetes, donde se asentaron los primeros pobladores.
Fue por este mismo lugar por donde se adentraron los conquistadores castellanos, entablando una cruenta batalla con los pobladores de la zona a la altura del caserío de El Colmenar. "... cuando los conquistadores llegaron a la ciudad de Telde y vieron una población muy importante en Tecén y toda la zona hasta llegar a Tenteniguada, trataron de conquistarla, pues era la más rica en aguas, fruta y miel." En 1670 se edifica la primera ermita, instituida parroquia de San Miguel Arcángel por el obispo Verdugo en el año 1800.
El día 12 de marzo de 1802 obtiene la autonomía y la separación del municipio de Telde, contando con alcalde propio desde entonces. Entre 1903 y 1918 se edificó la actual iglesia en el lugar que ocupaba la antigua ermita y la plaza de la misma sobre el antiguo cementerio. Cabe destacar las valiosas obras de arte que alberga en su interior, como la famosa pila bautismal verde realizada a fuego, del siglo XV y de origen sevillano; la Virgen del Rosario, escultura flamenca de principios de la conquista, o la escultura de San Miguel Arcángel de Luján Pérez, patrón del municipio, entre otras.
Las iglesias de San Roque y de Tenteniguada son claros ejemplos de arquitectura tradicional, como también lo es el cuartel de caballería de El Colmenar, construido en 1530, con varias edificaciones vinculadas a la vida castrense y que se usó como residencia de altos cargos militares hasta principios del siglo XX. La arquitectura tradicional canaria se hace presente en todo el municipio. Elegantes casas de piedra con techumbre de teja a dos o cuatro aguas engalanan cada rincón del territorio valsequillero. La estructura peculiar de éstas, adosadas a viejos alpendres y a las tierras de cultivo, muestra el carácter agrícola de la zona. |